Cierro los ojos por un momento…
Respiro lentamente y voy despojándome de mi piel, del ruido que hay en mí, acaricio mi melancolía como es usual e intento entender eso que me nubla la vista, eso que me borra la sonrisa.
Sigo viajando y me permito ser humana, pienso en lo pequeña que soy bajo este cielo inmenso, este que ha sido testigo de las pequeñas gotas de sal que recorren mi mejilla; y abro mis manos lentamente, como si le diera la bienvenida al desahogo, porque levantarme día a día se ha vuelto una batalla conmigo misma. yo, mi mayor oponente, admito, que ya no quiero batallar conmigo, quiero sufragar en este momento parecido a una tarde de domingo.
Sigo respirando, para convencerme de que existo, suspiro, y corro de mi misma y vuelvo en mi, pero ya no tengo noción del tiempo… Y me ahogan las ganas de vivir, pero no dejo de sentir, no dejo de oler amores que pasaron, ni dejo de recordar la primavera , porque sin primavera no hay otoño y ya quiero dejar las hojas caer.
Y es cuando entiendo, que a pesar de lo cansada que estoy soy fuerte por llorar, soy grande por creerme pequeña, soy un ser vivo, que comete errores, y he aquí mi mayor aprendizaje: lo mas simple de vivir, es lo mas difícil de mantener. El orgullo de no ser perfecto es entender que una historia tiene borrones, y que el desafío no es borrar , es seguir escribiendo.
Entonces entiendo el sentimiento que nubla mi vista y que borra mi sonrisa. Yo soy una historia, yo sigo escribiendo. Le regalo una sonrisa a mi imperfección, y despierto…
Respiro lentamente y voy despojándome de mi piel, del ruido que hay en mí, acaricio mi melancolía como es usual e intento entender eso que me nubla la vista, eso que me borra la sonrisa.
Sigo viajando y me permito ser humana, pienso en lo pequeña que soy bajo este cielo inmenso, este que ha sido testigo de las pequeñas gotas de sal que recorren mi mejilla; y abro mis manos lentamente, como si le diera la bienvenida al desahogo, porque levantarme día a día se ha vuelto una batalla conmigo misma. yo, mi mayor oponente, admito, que ya no quiero batallar conmigo, quiero sufragar en este momento parecido a una tarde de domingo.
Sigo respirando, para convencerme de que existo, suspiro, y corro de mi misma y vuelvo en mi, pero ya no tengo noción del tiempo… Y me ahogan las ganas de vivir, pero no dejo de sentir, no dejo de oler amores que pasaron, ni dejo de recordar la primavera , porque sin primavera no hay otoño y ya quiero dejar las hojas caer.
Y es cuando entiendo, que a pesar de lo cansada que estoy soy fuerte por llorar, soy grande por creerme pequeña, soy un ser vivo, que comete errores, y he aquí mi mayor aprendizaje: lo mas simple de vivir, es lo mas difícil de mantener. El orgullo de no ser perfecto es entender que una historia tiene borrones, y que el desafío no es borrar , es seguir escribiendo.
Entonces entiendo el sentimiento que nubla mi vista y que borra mi sonrisa. Yo soy una historia, yo sigo escribiendo. Le regalo una sonrisa a mi imperfección, y despierto…
1 comentario:
Tienes un regalito en mi casita..
Besos!
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